Abiertos al mundo en todo momento, pero concentrando actuaciones locales. La innovación es un fenómeno de proximidad. En opinión de un experto como Xavier Ferrás, la capacidad innovadora parece obedecer a la Ley de Newton siendo inversamente proporcional al cuadrado de la distancia a los núcleos innovadores. Otra ley, menos conocida como tal, quizá porque no se puede considerar científica, aunque forma parte del acervo popular, es la llamada “Ley de Atracción”.

Expresiones como “dinero llama a dinero” o “los males nunca vienen solos” o “tanto tienes, tanto vales” serían ejemplos de esta “ley”, según la cual uno atrae a su vida aquello en lo que pone especial énfasis y energía, para bien o para mal. Aplicada en sentido positivo, es comúnmente aceptado que “talento atrae a talento”, como la historia ha demostrado. Véase el efecto Médici, o como preconizan modernas teorías, como las del economista Richard Florida y sus clases creativas.

Abunda Ferrás en su artículo: “la eficiencia del proceso innovador se incrementa exponencialmente cuando se producen fenómenos de concentración”, fruto de las sinergias que propician los ecosistemas locales basándose en la confluencia de las fuerzas de atracción, de interacción, de anticipación y también de estimulante rivalidad que se dan en los entornos de proximidad.

Desde el convencimiento de que el ámbito regional es el adecuado para construir sistemas de innovación efectivos, la OCDE resalta la importancia de considerar la innovación, en sentido amplio, como una prioridad estratégica para las regiones, muchas de las cuales han creado sus propias agencias específicas (RIAs), dedicadas monográficamente a promover, aglutinar y convertirse en punto de encuentro y de referencia regional en esta materia.

En el entorno de la ciudad de Valencia, como en todas las regiones del mundo desarrollado, no partimos de cero en esta materia, pero tenemos el reto de generar nuevas fuentes innovadoras – como las relativas a la innovación pública, colaborativa y social – fruto del trabajo colectivo e integrador que es preciso abordar de forma decidida y urgente, si de verdad nos creemos que sin innovación no hay futuro.

Frente a tantos y tantos agentes aislados del llamado Sistema de Innovación Valenciano, paradigma del viejo modelo de innovación lineal y cerrada, el mundo sale de la crisis con potentes focos innovadores, mayoritariamente urbanos, donde instituciones líderes están interconectadas dinámicamente con clústeres empresariales, startups, incubadoras y aceleradoras de negocio. No cuenta sólo el conocimiento compartido. También las relaciones, el trabajo integrado y la calidad de vida. Los laboratorios de innovación inauguran una nueva concepción del desarrollo económico, el urbanismo, la creación de identidades locales (marcas de ciudad o de territorio) y el networking social. Las políticas de desarrollo económico, urbano, social, tecnológico y científico se integran por primera vez en compactos contenedores de alta densidad innovadora, donde el conocimiento fluye a la velocidad de la luz de la idea al modelo de negocio. Es la máxima plasmación de la innovación abierta.

Queremos que la comunidad de agentes presentes en ValenciaLAB constituyan su propio ecosistema abierto, formados por organismos vivos (como en los ecosistemas biológicos), las conexiones entre ellos, y las conexiones con el medio físico donde se relacionan. No es casualidad que la imagen de ValenciaLAB se asemeje a las valencias químicas que interactúan entre distintos componentes para generar un elemento nuevo.

En un distrito innovador, los “organismos vivos” son todo tipo de organizaciones e individuos que interactúan con la finalidad de obtener resultados económicos. Comprenderían desde los centros de investigación, universidades, startups y grandes compañías consolidadas a instituciones públicas o inversores, pero también hoteles, restaurantes, pubs, comercios o centros de negocios.
Estas capas, que en ValenciaLAB denominamos “anillos”, constituyen el conjunto de activos económicos del ecosistema, pero también son importantísimas, las relaciones entre todos ellos, desde lazos estratégicos o funcionales de cadena de valor a lazos de interacción puntual (estimuladas por actividades de tipo networking, presentaciones, seminarios, conferencias, congresos, etc…), configurarían los activos relacionales.

Condiciones de ecosistema

El salto del laboratorio científico al garaje emprendedor no es ni inmediato, ni lógico, ni ocurre por difusión natural. Precisa condiciones de contorno, condiciones de ecosistema. Hasta las ranas, para saltar fuera del agua, necesitan un complejísimo ecosistema que las incube, las desarrolle, y les permita crecer y reproducirse. Un ecosistema donde las condiciones de humedad, salinidad, y temperatura, así como la existencia de nutrientes específicos o de depredadores resultan en éxito o fracaso del proceso evolutivo, respondiendo a un delicado equilibrio natural.

A finales del mes de septiembre, Florida Universiària puso en marcha ValenciaLAB, basado en el concepto de Laboratorio de Emprendimiento e Innovación, que es un concepto clave para entender la actividad que se realiza en dicho centro, en el que todos los agentes internos (comunidad universitaria y empresas habitantes del espacio) generan una comunidad abierta y global de equipos emprendedores cooperativos, multidisciplinares, y multiculturales.

En dicho espacio se impartirán, entre otros, el Grado en Liderazgo Emprendedor e Innovación-LEINN y el Master Oficial en Innovación y Desarrollo de Proyectos de Negocio (MIDPN), con una metodología de aprender haciendo a través de proyectos reales.

ValenciaLAB se constituye como un laboratorio de emprendimiento e innovación, un espacio físico adaptado a las necesidades de la sociedad valenciana, donde todos los que se acerquen, puedan trabajar en los proyectos emprendedores, con una estructura similar a los espacios de trabajo colaborativo, donde, a través de la sinergias entre diferentes agentes (emprendedores, empresas, universidad, administraciones públicas, etc.), se desarrollan nuevas empresas y negocios que contribuyen al desarrollo económico y social del entorno de Valencia.

José María Guijarro, coordinador de ValenciaLAB.

Imagen: Eva Máñez para Valencia Plaza.