Se dice que los dinosaurios se extinguieron porque evolucionaron por un camino equivocado: mucho cuerpo y poco cerebro, grandes músculos y poco conocimiento.
Algo parecido amenaza al hombre y a la mujer de hoy, en el que el denominado culto al cuerpo o el exceso de su atención hacia el éxito material, tienen unas consecuencias obvias y es que su cabeza y su corazón quedan cada vez más vacíos y anquilosados. Quizás gozan de un alto nivel de vida, poseen notables cualidades físicas, y todo parece apuntar a que deberían sentirse muy dichosos. Sin embargo, cuando se ahonda en sus verdaderos sentimientos, con frecuencia se descubre que se sienten profundamente insatisfechos. Y la primera paradoja es que muchas veces no saben explicar bien por qué motivo.
Demasiadas veces, la insatisfacción proviene de la mezquindad del corazón de estas personas que no pueden tener empatía con el prójimo . Aunque a veces le cueste reconocerlo, se sienten avergonzados de la vida que llevan, y si profundizas un poco en su interior, descubres muchas cosas que les hace sentirse a disgusto consigo mismo. Eso les lleva con frecuencia a maltratar a los demás, por aquello de que quien la tiene tomada consigo mismo ( no acepta ni sus orígenes, ni su historia).
En cambio, quien ha sabido seguir un camino de honradez y de verdad, desoyendo las mil justificaciones que siempre parecen encubrir cualquier claudicación (lo hace todo el mundo, se trata sólo de una pequeña concesión excepcional, no hago daño a nadie, etc.), quien logra mantener esa rectitud se sentirá habitualmente satisfecho, porque no hay nada más ingrato que convivir con uno mismo cuando se es un ser mezquino.
Algo parecido podría decirse de las personas que viven dominadas por sentimientos relacionados con la soledad, de los que suele costar bastante salir, unas veces por una actitud orgullosa (que les impide afrontar el aislamiento que padecen y se resisten a aceptar que estén realmente solas), otras porque no saben adónde acudir para ampliar su entorno de amistades, y otras porque les falta talento para relacionarse.
Pero una persona de intensa vida social también puede sentirse a veces muy sola . Sí, porque su exuberante actividad puede ser superficial y encubrir una soledad mal resuelta; o porque sus contactos y relaciones pueden estar mantenidos casi exclusivamente por interés; o porque son personas de fama o de éxito, y perciben ese trato social como poco personal, o incluso de adulación; etc.
Aunque también es cierto que puede suceder lo contrario, y que una soledad sea sólo aparente. Hay personas que creen importar poco a los demás y un buen día sufren algo más extraordinario y se sorprenden de la cantidad de personas que les ofrecen su ayuda. La satisfacción que siente entonces da una idea de la importancia de estar cerca de quien pasa por un momento de mayor dificultad.
Este video me ha hecho hacer esta reflexión de una realidad muy cercana que vivo. Presta atención al mismo y observa como antes de la actuación hay una cierta “maniobra” de humillación por parte del jurado y del público que ante la evidencia pasan a la admiración:
P.D. : La mejor forma de sentirse feliz o dichoso (bienaventurado), para mí, está resumido en la cita del Sermón de la Montaña en (Mt 5,3-12)
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos.