Hace pocos días se publicó un estudio científico (que no un artículo de opinión) en el que varios profesores del CSIC revelaban que en la última década el sistema español de I+D+I ha duplicado la cantidad de producción científica, su calidad y el grado de transferencia tecnológica. Este mismo estudio mostraba que si ajustamos la producción científica y tecnológica con el grado de inversión en I+D+I, el sistema español de ciencia y tecnología estará a la altura de los de Alemania, Francia o EEUU.
Estos datos cuestionan el discurso oficial encabezado por el ministro De Guindos en el que asegura repetidamente que “en España tenemos mucha ciencia pero de escasa calidad y no transforma su conocimiento en innovación empresarial”. Aunque nuestro país aún puede mejorar mucho en ciencia e innovación, el principal lastre sigue siendo la falta de financiación.
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Recientemente, el presidente de la Red de Institutos de la Comunidad Valenciana (REDIT), Damián Frontera, publicó un artículo en el que aseguraba que no es cierto que los centros cuenten con una excesiva dependencia de fondos públicos (que representan en torno al 47% de los ingresos) ni de los fondos regionales (que se sitúan en el 33%), pues el centro de referencia europea de innovación, la Corporación Fraunhofer, recibe más de un 60% de apoyos públicos. Precisamente, la merma que ha sufrido la inversión privada es el árbol que no les deja ver el bosque y, al fin y al cabo, es un problema mucho menor que la baja inversión pública y la escasez de personal cualificado.
Es fundamental tener siempre presente que por cada euro de financiación pública regional, los Institutos Tecnológicos contribuyeron a atraer 2,2 euros de financiación nacional y europea a la Comunidad Valenciana. Tal y como revela un reciente estudio que ha llevado a cabo la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana (REDIT) en relación al impacto que tienen estos centros en los resultados empresariales y cuyas conclusiones se darán a conocer el próximo jueves 25 de julio en la sede de Cierval. No obstante, me permito adelantar algunos datos relevantes como el que los Institutos Tecnológicos trabajan para más de 10.000 empresas al año, lo que equivale al 23,5% de la cifra de negocio de la Comunidad Valenciana.
La labor de innovación en las empresas que desempeñan los Institutos Tecnológicos es vital para reflotar el sistema de innovación español. Las empresas necesitan innovar en un contexto tan adverso como en el que nos encontramos. Para muchas de ellas, se trata de su única salida hacia el mercado.
Contradiciendo a De Guindos, tengo que decir que una muestra más de la eficacia de REDIT es que en ninguna otra Comunidad Autónoma las empresas confían tanto en sus Centros Tecnológicos para las actividades de innovación. A la vista, los resultados: las empresas que colaboran ellos tienen una productividad del trabajo, entendida como la cifra de negocios por empleado, un 9% superior a la de las empresas que no colaboran con agentes externos para la innovación.
Ya es hora de que las Administraciones y los Gobiernos vean esa realidad y refuercen su compromiso con el desarrollo tecnológico para que las empresas puedan mirar con esperanza hacia el futuro.
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