Entre mis gustos y aficiones está el cine que transmite valores y una película que nunca me cansaré de ver es “ Qué bello es vivir “, no se cuántas veces la habré visto en mi vida. Como sabes es una película ya antigua, de hecho fue rodada en 1946 por el magnífico director, Frank Capra. La trama es muy simple : George Bailey (James Stewart) es un honrado y modesto ciudadano que dirige y mantiene a flote un pequeño banco familiar, a pesar de los intentos de un poderoso banquero por arruinarlo. El dia de Nochebuena de 1945, abrumado por la repentina desaparición de una importante suma de dinero, que supondría no solo la quiebra de su banco, sino también un gran escándalo, decide suicidarse, pero cuando está a punto de hacerlo ocurre algo extraordinario y es que con la ayuda de un ángel se repasa su historia y el porqué tiene sentido la misma y qué habría ocurrido si él no hubiera llegado al mundo. Todo esto hace que al final lógicamente cambie su actitud.
Hoy en España, el suicidio es la primera causa de muerte no natural (también denominada causa externa o no debida a enfermedad), de hecho , el número de suicidios en España creció exponencialmente en los años 2012 y 2013. En cifras que representan una tasa significativa de 7,5 por 100.000 habitantes. Se mire por donde se mire, es un claro incremento. Son un 11,3% más que los registrados en 2011 y la tasa más alta desde el año 2005.
De una forma inesperada me ha llegado a través de mi hijo Jose María un correo en el que adjunta un video. Tres estudiantes de comunicación audiovisual argentinos compañeros del protagonista del video realizaron el video “ El Vegetal “ , los autores dicen : «En medio de tantos suicidios, tantas personas que viven sin sentido y con un vacío enorme queremos presentar este video que hicimos nosotros . De verdad nos preocupa y nos duele cada suicidio que escuchamos, sobre todo de gente tan joven como está pasando últimamente. Nos plantamos con la bandera de la vida, sabemos que los problemas tienen soluciones y la vida vale la pena, aun con todo lo negativo que aveces nos toca vivir».
Un mensaje simple y claro de alguien que merece ser escuchado.
Columna del profesor Vicente GARRIDO del pasado sábado en «LAS PROVINCIAS»
DEMONIOS INTERIORES
«El pasado martes un hombre entró en la Unidad de Trasplantes del Hospital La Fe de Valencia. Dijo que quería donar sus órganos. Llevaba una pistola Magnum apostada a la cintura. Las enfermeras vieron el arma y se pusieron nerviosas. Le explicaron que existía un procedimiento a seguir, que no podía acudir allí y, simplemente, donar los órganos. El hombre pidió hablar con el coordinador de la Unidad. Las mujeres estaban solas, nadie entraba ni salía. De pronto, el desconocido preguntó dónde estaba el baño. Estaba justo a tres metros de distancia. Entró y, extrayendo la pistola, se pegó un tiro en la cabeza.
Los especialistas conocen muy poco acerca del suicidio, a pesar de ser la primera causa de muerte en el mundo: ningún plan de salud mental comunitario ha dado resultado ni, por supuesto, existe una droga específica para su prevención. El factor de riesgo más importante del suicidio es la existencia de un intento previo. Leo en el New York Times que “en torno al 7% de gente que lo ha intentado una vez y sobrevivió, logrará finalmente su objetivo”, es decir, acabará matándose.
Si hay tal desconocimiento sobre el suicidio, ¿por qué esa renuencia en los medios a tratar el problema, por qué los que han pasado por esa dramática situación han de guardar silencio como si su mal se contagiara mediante su sola mención? En los Estados Unidos, hoy, los sobrevivientes piden hablar, quieren contar su experiencia, cómo lograron al fin salir adelante. Se trata, a mi modo de ver, de un movimiento muy necesario. Si las personas que están pensando en suicidarse pueden conocer a otros que vivieron esa misma crisis y que ahora les dicen que vale la pena seguir viviendo; si, todavía mejor, pueden contactar con ellos e imbuirse de una nueva esperanza, quizás consigan creer de nuevo en su futuro.
Necesitamos saber qué hicieron los que intentaron matarse y sobrevivieron, el modo en que sus amigos y familiares actuaron, la ayuda médica que recibieron, qué inspiración, si la hubo, alumbró su espíritu. Esa información puede ser crucial para evitar que otros lo intenten, o que al fin lo consiga quien anteriormente lo intentó.
Ya no es tiempo de silencios. Asociaciones como la Viktor Frankl, en Valencia, o el Teléfono de la Esperanza, ayudan a salir adelante a muchas personas que están pensando en suicidarse, pero no es suficiente. Si predecir quién va a intentar matarse es muy difícil, quizás haya llegado el momento de intentar que la gente que salió del túnel pueda hablar de sus experiencias, que cuenten cómo vencieron a los demonios que les atormentaron, que digan a los próximos suicidas que no han de rendirse. Es el hombre que se siente abandonado o sin valor el que no quiere vivir. Tenemos que decir, bien alto, que estamos ahí para celebrar cada día de su existencia.»