La semana pasada me sorprendió la siguiente noticia “Un 40% de los españoles no ha leído ni un libro en el último año, y un 8,2% reconoce haber leído solo un ejemplar en los últimos doce meses”. Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), un porcentaje mayor -el 26,1%- asegura haber leído de dos a cuatro libros en este periodo, y un 10,4% entre cinco y ocho. Sólo un 5% reconoce que ha leído entre 9 y 12 volúmenes, y un 8,2 más de 13 ejemplares en un año.

Yo no soy quien para juzgar los comportamientos ni individuales, ni colectivos; pero sí que noticias como ésta revelan claramente ciertos derroteros de nuestra sociedad. Y por eso, porque no quiero entrar en juicios, lo ilustro con la siguiente historia real:

Todos los martes Greg Smith, en Orlando va a comer con Amy Joe, una mujer que vive en la calle. Pero un día Greg se le ocurre colgarlo en ese libro de los libros que es Facebook:
“Les presento a “Amy Joe”. Desde hace unas semanas, todos los martes, Amy Joe y yo nos encontramos en la intersección de Pine Street con S. Orange ave. en el centro de la ciudad de Orlando (yo trabajo en el centro y estoy siempre de un lado para otro de la ciudad).
Durante una semana ví a Amy Joe todos los días en esa esquina. Nunca pedía dinero. Lo único que decía era: “Buenos días, señor. Que tenga un buen día y que Dios le bendiga” y sonreía. Ahora todos los martes voy a comer con Amy Joe. Durante nuestro almuerzo, de entre 30 minutos y una hora, compruebo siempre lo positiva que es pese a no poseer nada.
Pero la semana pasada Amy Joe me soltó algo increíble…no sabe leer. Amy Joe no fuma, bebe ni es adicta a las drogas. Simplemente nadie le enseñó a leer. Me contó lo difícil que es encontrar trabajo sin saber leer. Con el dinero que consigue, saca libros de la biblioteca para aprender a leer en vez de comprar comida.
Esto me dejó sin palabras. Y es que prefería aprender a leer para conseguir un trabajo en vez de comer. Yo he tenido la suerte de tener dos maravillosos padres y una familia que ha podido permitirse darme lo que quiera. Amy Joe no ha tenido esa suerte. Así que ahora Amy Joe y yo nos sentamos no solo a comer, sino que le enseño a leer. Cada semana saco un libro de la biblioteca y los martes lo leemos. El resto de la semana ella practica sola. Con este post no quiero que la gente sienta lástima por Amy Joe ni alardear de que hago cosas por alguien con peor suerte que yo. Quiero compartir esto porque quizás esto haga que alguien ayude a otra persona.
Hay muchas personas como Amy Joe en el mundo. No todos tienen hambre, no tienen casa o están enfermos. Puede que quien necesite tu ayuda sea tu familia o amigos. Si te ha gustado este post, dale a me gusta y comparte. Si no, no pasa nada. Pero nunca sabes lo que puedes hacer por otra persona hasta que lo intentas. ¿¿¿Quién es tu Amy Joe???”.

El refranero español es muy sabio y tras esta lectura solo se me ocurre concluir con: “ Dios da pan al que no tiene dientes”.

Busquemos nuestra Amy Joe, ……¡pero siempre con un libro debajo del brazo!