Según fuentes de la Guardia Civil hace escasamente una semana al jugador del Real Madrid Karim Benzema le hicieron una prueba de alcoholemia, prueba que dio negativa. El control se realizó kilómetros después de que Benzema fuese sorprendido por un radar a una velocidad de 216 kilómetros hora. Los agentes de la Guardia Civil que hicieron la prueba de alcoholemia no sabían en ese momento que el jugador del Real Madrid había sido interceptado por un control rutinario de velocidad a más de 200 kilómetros hora.
Otros dos jugadores del Real Madrid fueron sometidos a esa prueba de alcoholemia esa madrugada: Sergio Ramos y Alvaro Arbeloa y los dos dieron negativo. Antes del control de alcoholemia Arbeloa fue parado por el equipo de notificación de rádar porque confundieron su vehículo con el que conducía Karim Benzema aquella noche.
Hoy, una semana después de la anterior noticia el jugador cazado ha sido Marcelo. El brasileño fue sorprendido por una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico conduciendo con todos los puntos de su carné agotados, tras haberse saltado un ceda al paso, según han confirmado a Europa Press fuentes de la Dirección General de Tráfico (DGT).
Las mismas fuentes han explicado que el procedimiento habitual en estos casos es que se abran diligencias y se envíe el caso al juzgado, ya que desde la reforma del Código Penal de 2007 conducir con los puntos del carné agotados es considerado un delito. Este tipo de infracciones está castigado con la pena de prisión de tres a seis meses o con la de multa de doce a veinticuatro meses o con trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a noventa días. El año pasado, Tráfico abrió 11.407 diligencias a conductores pillados cuando conducía su vehículo con todos los puntos agotados, según la DGT.
No he hecho otra cosa que observar comportamientos muchos de ellos “pocos racionales” que en la carretera se dan. Aunque sería fácil entrar en el debate a través de análisis políticos y los cada vez más acostumbrados que estamos los españoles a través de nuestro Gobierno que se nos anuncien medidas en formato de globos sonda o en arrancadas desproporcionadas con el único objetivo de ir acumulando puntos en una búsqueda descontrolada del beneplácito del pueblo, voy en este caso a hablar de nuestra actitud frente a eso , a los puntos, y en concreto a nuestra relajación frente a sin duda una medida aceptada en un principio por toda la ciudadanía que fue la puesta en marcha de esta medida hace ya unos años. Hoy presumimos que se han reducido el 20 % los accidentes mortales, que ya “sólo” quedan 900 puntos negros en nuestras carreteras, pero……….lamentablemente uno de cada dos muertos viene a consecuencia del consumo desproporcionado de alcohol y/o drogas o con chuladas de niñatos que fálicamente conectan el motor a sus esfínteres.
Siempre he afirmado que “Conducimos como vivimos “, y si vamos a una definición coloquial, que es aquella que nos permite comunicarnos de una forma rápida y clara con los que nos rodean. Acuñaríamos el término estrés como aquella “ situación de riesgo próximo de enfermar en que se coloca un individuo cuando se exige a alguno de sus órganos o aparatos , un rendimiento superior a lo normal” Realmente esa es nuestra actitud en la carretera y en el entrecomillado, hallamos las dos claves más importantes del fenómeno que nos ocupa: “ La exigencia de un rendimiento superior al normal “ ( en este caso el mal uso de los vehículos a motor ), y “ El riesgo próximo” ( para nosotros y para el resto de usuarios de la vía)
No hace falta ser un experto en la materia para saber que las necesidades de las infraestructuras han aumentado considerablemente en los últimos años, y no voy a caer en obviedades como el aumento de población o la atención al crecimiento del parque móvil nacional. Lamentablemente, existe un problema más creciente y es que la población es cada vez más frágil a la reacción de los factores que le circundan. Es indudable que los costes marginales son cada vez más crecientes y los costes elevados, y por esta razón es aún más acuciante la necesidad de racionalizar nuestros comportamientos y nuestras leyes, no para limitarlos, sino por el contrario, para permitirles crecer con eficacia y mejorar el nivel de respuesta frente a una necesidad básica como es el desplazarnos.
En un momento de reformas de competencias entre distintos Ministerios no viene mal, ver que la educación entra de lleno en relación con el término vial, En este país falto de educación y de cultura no vendría mal que por mucho que los conductores nos empeñemos en creer que sólo “la letra con palo entra “ como decían antaño; que pusiéramos también algo de nuestra parte. ¡¡ Ah !!….Espero que los galácticos sean en este caso tratados como ciudadanos que son y se les aplique la Ley como a cualquier mortal, así más de uno dejará de hacer el bobo como muestra este corto.