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Existe un claro consenso en la literatura económica en el que las verdaderas fuentes de riqueza, crecimiento y bienestar social de las naciones radican en su capacidad de investigar, innovar y producir de forma competitiva. Si esto es así, centramos las fuentes de valor en la fortaleza y estabilidad de sus políticas microeconómicas (política de investigación, de transferencia tecnológica, de innovación, de desarrollo industrial, de fomento de la iniciativa emprendedora y de clúster, básicamente). La dinámica macroeconómica es incontrolable, pero la tendencia a largo plazo y la diferenciación competitiva vendrá dada por el enfoque microeconómico y por la construcción de territorios innovadores (regiones o, en nuestro caso, Comunidades Autónomas).
Los últimos datos de paro en España son terroríficos. Pero, ¿existe alguna relación entre innovación y desempleo? Efectivamente: el desempleo es inversamente proporcional a la estabilidad e inteligencia de las políticas de innovación y al compromiso de los gobiernos con ellas, según acaba de publicar el compañero, Guillermo Dorronsoro, Decano de la Deusto Business School y vicepresidente del centro tecnológico IK4 , que concluye que el desempleo decae exponencialmente cuando se incrementa el índice de innovación.
Dime qué desempleo quieres y te diré qué políticas de innovación has de liquidar en esta locura “austericida” que estamos viviendo. Los recortes no dejan títere con cabeza. No hay parcela que se libre y la innovación no es una excepción. Tras un recorte del 13,90% sólo este año en las subvenciones estatales al I+D+I, la fuga de cerebros era previsible e inevitable a partes iguales. Ahora, España es un país con una tasa de paro juvenil del 53,2%, que ve como los jóvenes con más talento hacen las maletas en busca de una oportunidad. Esta pasada semana ha saltado a las portadas la historia de Nuria Martí, investigadora afectada por el ERE del Centro Príncipe Felipe en Valencia, la única española que ha participado en el trabajo de clonación desarrollado por la Universidad de Ciencia y Salud de Oregón. También la de Diego Martínez, el mejor físico joven de Europa al que se le negó la beca del programa Ramón y Cajal por falta de «liderazgo internacional». Pero ellos no son los únicos, hay muchos otros investigadores españoles por el mundo.
La apuesta por la I+D y la innovación está asociada a menores tasas de desempleo también en las Comunidades Autónomas, así lo demuestra, por ejemplo, la tesis doctoral del Profesor Armando Dominguis de la Universidad Europea de Valencia.
La innovación, para tener éxito y promover el empleo, precisa de tres requisitos previos: tejido empresarial, inversión y tiempo. En España y en la Comunidad Valenciana se ha destruido el primero, no se incentiva el segundo y se ha dilapidado el tercero. En otras CC.AA. como Navarra, Cataluña, Madrid y Euskadi, existía un tejido industrial previo con respecto a otras comunidades, se han hecho más inversiones productivas y se ha aprovechado mejor el tiempo, en especial fomentando la exportación, la investigación y la innovación.
De aquellos polvos, estos lodos.
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