Hoy he estado hablando con un amigo y, hemos coincidido, que la edad nos está haciendo cambiar y entre las cosas que hemos descrito, es que los años, te hacen prudente y especialmente en los juicios.
Vivimos en una sociedad sujeta a juicios continuos de lo que uno u otro hace. Somos los mejores Presidentes del Gobierno, los mejores alcaldes, los mejores jefes, los mejores Presidentes de escalera, los mejores amigos……¡ qué críticos somos con todos y qué poco auto-exigentes con nosotros mismos!. ¡Cuánta improductividad lleva la rumorología en cualquier colectivo!, ¡Cuánta desunión! y especialmente diría …¡ Cuánta destrucción!.
Traigo aquí una reflexión que te invito a que hagamos conjuntamente. Sin duda, a partir de hoy, te acordarás del «triple filtro».
En la antigua Grecia (469 – 399 AC), Sócrates era un maestro
reconocido por su sabiduría. Un día, el gran filósofo se
encontró con un conocido, que le dijo muy excitado:
«Sócrates, ¿sabes lo que acabo de oír de uno de tus alumnos?»
«Un momento» respondió Sócrates. «Antes de decirme nada me
gustaría que pasaras una pequeña prueba. Se llama la prueba del triple filtro».
«¿Triple filtro?»
«Eso es», continuó Sócrates. «Antes de contarme lo que sea
sobre mi alumno, es una buena idea pensarlo un poco y filtrar lo
que vayas a decirme. El primer filtro es el de la Verdad. ¿Estás
completamente seguro que lo que vas a decirme es cierto?»
«No, me acabo de enterar y…»
«Bien», dijo Sócrates. «Conque no sabes si es cierto lo que quieres
contarme. Veamos el segundo filtro, que es el de la Bondad.»
«¿Quieres contarme algo bueno de mi alumno?»
«No. Todo lo contrario…»
«Con que» le interrumpió Sócrates, «quieres contarme algo
malo de él, que no sabes siquiera si es cierto. Aún puedes pasar
la prueba, pues queda un tercer filtro: el filtro de la Utilidad.
¿Me va a ser útil esto que me quieres contar de mi alumno?»
«No. No mucho»
«Por lo tanto» concluyó Sócrates, «si lo que quieres contarme
puede no ser cierto, no es bueno, ni es útil, ¿para qué contarlo?»