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Hartos de pedigüeños por la innovación

Hartos de pedigüeños por la innovación

Hace poco tiempo coincidí en un foro público con un político que tiene como área de competencia el fomento de la I+D+I Estatal. Dentro de la conversación que lógicamente, y más en estos momentos, versaba sobre la situación económica, me espetó. “ Estoy harto de los pedigüeños de la innovación “.

Esta misma semana, líderes empresariales americanos advirtieron en el Foro de Nueva York que Estados Unidos corre el peligro de entrar en una grave recesión si no se fomenta la innovación y se facilita la concesión de créditos. “Ahora que el sol empieza a salir, el Gobierno americano va a crear estructuras que no nos dejarán verlo”, defendió Jerry Speyer, fundador y consejero delegado de Tishman Speyer, uno de los mayores grupos inmobiliarios del mundo. Se refería lógicamente a los impedimentos que ponen los propios gestores públicos a que la sensatez y la cordura imperen a lo que realmente necesita y demanda la sociedad para salir de la crisis.

Si lo vemos desde un horizonte mucho más cercano, es cierto que ese sol  no está saliendo para todos, en concreto me refiero a  las empresas y los trabajadores españoles. En estos años de crisis en los que se les ha dado más importancia a las fusiones frías de las cajas, a la inyección económica a los bancos, es momento de pedirles un compromiso social aún mayor de cara a la superación de esta crisis económica y financiera a nuestro Gobierno. Para ello, sería interesante un marco regulatorio que redujera los  beneficios a las entidades financieras y que éstas abrieran de una vez y por todas el grifo del crédito que apoyara tanto a las pymes como a los emprendedores. Si no se toman medidas al respecto, caeremos aún más en el fondo de esta crisis que se consolidará aún a más largo plazo.

Es verdad que las distintas administraciones han fomentado desde su inicio la promoción y organización de la actividad científica y tecnológica, a fin de generar mecanismos de estímulo apropiados para su desarrollo. Para cumplir este objetivo se ha procurado involucrar a todos los agentes sociales, económicos y políticos posibles. Aunque desgraciadamente, la política científica, tecnológica e industrial no ha interaccionado como se esperaba. Y es que si la investigación no es equiparable al desarrollo tecnológico ni a la innovación, lógicamente estos tres elementos nunca deberían financiarse de igual forma.

Precisamente por eso, la Administración tiene que apoyar una forma de retorno que, en más o menos tiempo, llevará a salvar la incertidumbre y la aversión al riesgo que los empresarios ven en la apuesta hacia la I+D+I. Es importante ser coherentes y planificar aquellos objetivos científicos y tecnológicos acordes a los contemplados en el Planes Estatales recientemente aprobados, así como mantener el apoyo a los Centros Tecnológicos y a las empresas que apuestan fuertemente en estas áreas. Sólo así se les puede exigir una excelencia científica y un mayor dinamismo de oportunidades de cara al mercado.

Más allá de las diferencias conceptuales e ideológicas que han configurado el grado de intervención dentro del sistema, lo que sí es cierto es que la formulación de estas medidas ha dado lugar a una situación de total desamparo del Sistema de Ciencia – Tecnología – Empresa, de todo el Estado español. Mientras que en otros países cercanos esto es cuestión de Estado, aquí en España se le estruja y se le asfixia con recortes e impagos por doquier. Nadie duda, por lo tanto, de lo necesario que resulta el que las políticas científicas, tecnológicas y de innovación sigan apoyándose cada vez con más recursos (que no con más oferta). No obstante, la conformación y evolución de este Sistema Nacional de Innovación no se desarrollará si los acuerdos entre los verdaderos actores −que son los demandantes− no son adoptados convenientemente.

De esta forma podremos alcanzar el éxito, escalando hasta la cumbre. Y por lo menos, si no llegamos, tendremos claro dónde está el camino, que no es otro que el del éxito a través de la innovación. Mientras tanto los que sí creemos en ella seguiremos reclamando un mejor trato.


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