Confieso que influenciado por mi querido amigo Àlex Rovira, me he acercado a la literatura que inculca valores. Incluso en esta web podéis tener enlace a ellas ( las webs ) y a ellos ( los valores ). ¡¡ Así también hay paridad !!.
Hoy os voy a hablar de Anthony de Mello y su literatura que como dardos llegan al corazón. Son cuentos muy breves que encierran siempre un mensaje, a veces misterioso, otras veces sabio, algunas veces irritantes, en ocasiones con dosis de humor y hasta absolutamente absurdo, pero siempre te dejan pensando, y eso es lo bueno. Son cuentos entre un maestro y sus discípulos:
– ¿Existe eso que se llama «Un minuto de sabiduría»?.
– Por supuesto que existe, replicó el maestro.
– Pero un minuto ¿no es demasiado breve?.
– No, es cincuenta y nueve segundos demasiado largo.
Respuestas breves:
Sensibilidad
¿Cómo puedo yo experimentar mi unidad con la creación? Escuchando, respondió el Maestro. ¿Y cómo he de escuchar? Siendo un oído que presta atención a la cosa más mínima que el universo nunca deja de decir. En el momento que oigas algo que tú mismo estás diciendo, detente.
Vigilancia
¿Hay algo que yo pueda hacer para llegar a la iluminación? Tan poco como lo que puedes hacer para que amanezca por las mañanas. Entonces, ¿para qué valen los ejercicios espirituales que tú mismo recomiendas? Para estar seguro de que no estáis dormidos cuando el sol comienza a salir.
Interioridad
El discípulo quería un sabio consejo. Ve, siéntate en tu celda, y tu celda te enseñará la sabiduría, le dijo el Maestro. Pero si yo no tengo ninguna celda… Si yo no soy monje… Naturalmente que tienes una celda. Mira dentro de ti.
Ofuscación
¿Cómo alcanzaré la vida eterna? Ya es la vida eterna. Entra en el presente. Pero ya estoy en el presente… ¿o no? No. ¿Por qué no? Porque no has renunciado al pasado. ¿Y por qué iba a renunciar a mi pasado?. No todo el pasado es malo… No hay que renunciar al pasado porque sea malo, sino porque está muerto.
Ignorancia
El joven discípulo era tan prodigioso que acudían a solicitar su consejo intelectuales de todas partes, los cuales quedaban maravillados de su erudición. Cuando el Gobernador andaba buscando un consejero, fue a ver al Maestro y le dijo: Dime, ¿es verdad que ese joven sabe tanto como dicen? A decir verdad, replicó el Maestro con ironía, el tipo lee tanto que yo no sé cómo puede encontrar tiempo para saber algo.
Hablar
El discípulo no podía reprimir las ganas que tenía de contarle al Maestro el rumor que había oído en el mercado. Aguarda un minuto, dijo el Maestro. Lo que piensas contarnos ¿es verdad? No lo creo… ¿Es útil? No, no lo es. ¿Es divertido? No. Entonces, ¿por qué tenemos que oírlo?.
Veneración
A un discípulo que se mostraba excesivamente respetuoso le dijo el Maestro: Si la luz se refleja en la pared, ¿por qué veneras la pared?. Intenta prestar atención a la luz.
Transformación
A un discípulo que siempre estaba quejándose de los demás le dijo el Maestro: Si es paz lo que buscas, trata de cambiarte a ti mismo, no a los demás. Es más fácil calzarse unas zapatillas que alfombrar toda la tierra.
Reacción
Le preguntaron al Maestro qué criterio seguía para escoger a sus discípulos. Y el Maestro dijo: Me comporto de una manera sumisa y humilde. A los que reaccionan con arrogancia ante mi humildad los rechazo inmediatamente. Y a los que me veneran por mi comportamiento humilde los rechazo con la misma rapidez.
Ceguera
¿Puedo ser tu discípulo? Tan sólo eres discípulo porque tus ojos están cerrados. El día que los abras verás que no hay nada que puedas aprender de mí ni de ningún otro. Entonces, ¿para qué necesito un Maestro? Para hacerte ver la inutilidad de tenerlo.
Humildad
A un visitante que a sí mismo se definía como «buscador de la Verdad» le dijo el Maestro: Si lo que buscas es la Verdad, hay algo que es preciso que tengas por encima de todo. Ya lo sé: una irresistible pasión por ella. No. Una incesante disposición a reconocer que puedes estar equivocado.
Aceptación
¿Cómo podría ser yo un gran hombre…como tú? ¿Y por qué ser un gran hombre?, dijo el Maestro. Ser simplemente un hombre ya es un logro bastante grande.
Entusiasmo
A una mujer que se quejaba de que las riquezas no habían conseguido hacerla feliz le dijo el Maestro: Hablas como si el lujo y el confort fueran ingredientes de la felicidad, cuando, de hecho, lo único que necesitas para ser realmente feliz, querida, es algo por lo que entusiasmarse.
Liberación
¿Cómo puedo alcanzar la liberación? Intenta descubrir quién te tiene atado, respondió el Maestro. El discípulo regresó al cabo de una semana y dijo: Nadie me tiene atado. Este fue el momento de iluminación para el discípulo, que de pronto quedó libre.
Vacío
En ocasiones los ruidosos visitantes ocasionaban un verdadero alboroto que acababa con el silencio del monasterio. Aquello molestaba bastante a los discípulos; no así al Maestro, que parecía estar tan contento con el ruido como con el silencio. Un día, ante las protestas de los discípulos, les dijo: El silencio no es la ausencia de sonido, sino la ausencia de ego.
Disciplina
A los discípulos que deseaban saber que clase de meditación practicaba él todas las mañanas en el jardín les dijo el Maestro: Si observo con atención, veo el rosal en plena floración. ¿Y por qué hay que observar con atención para ver el rosal?, preguntaron ellos. Para ver el rosal, dijo el Maestro, y no la idea preconcebida que uno tiene del rosal.
Juzgar
¿Qué he de hacer para perdonar a otros? Si no condenaras a nadie, Nunca tendrías necesidad de perdonar.
Grandeza
Lo malo de este mundo, dijo el Maestro tras suspirar hondamente, es que los seres humanos se resisten a crecer. ¿Cuándo puede decirse de una persona que ha crecido?, preguntó un discípulo. El día en que no haga falta mentirle acerca de nada en absoluto.
Traslada estos mensajes a tu vida y a los que te rodean.