Desde hace aproximadamente cinco años, todos hemos sufrido una nueva patología que se denomina “phubbing” , durante una reunión de trabajo o una comida familiar. Esta agresión la sufro a diario en mis clases, conferencias y reuniones de trabajo.
Os preguntaréis….¿ y eso qué es?. Esta práctica masiva carecía de nombre hasta hace poco pero sus consecuencias hoy son apreciables de una forma masiva y descarada. Se inició hacia el año 2007 con el nacimiento del smartphone o teléfono inteligente, que sintetizaba en pocos centímetros la potencia de un ordenador de sobremesa. Con la posibilidad de mantenerse conectado a Internet a cualquier hora y en cualquier lugar, de esta forma se generalizó esta obsesiva práctica que muchos perpetúan sin ni siquiera saberlo.

El “phubbing” (término formado a partir de las palabras inglesas phone y snubbing) consiste en el acto de menospreciar a quien nos acompaña al prestar más atención al móvil u otros aparatos electrónicos que a su persona. Este término fue bautizado en EE.UU. y son muchas las plataformas virtuales que combaten activamente este descortés hábito.

phubbing-12Este fenómeno, como he comentado, ya no se extiende sólo al teléfono. Hace escasas semanas una Universidad privada valenciana (ojo, que no es la mía), publicó en todos los medios que entre los materiales que iban a usar sus nuevos estudiantes incorporados este curso, estaba el uso de una tableta inteligente de una famosa marca norteamericana. Sólo han pasado dos escasas semanas para que sean los mismos docentes los que se quejen y como consecuencia se retire “esa lata de gasolina en manos de un pirómano”. No hay nada más alentador que darle un dispositivo y una red wifi a un joven para automáticamente aislarse del mundo real y más si es dentro de un aula.

Los promotores de estas iniciativas “antiphubbing” aseguran que casi el 90 por ciento de los adolescentes prefieren el contacto vía texto al cara a cara y que los restaurantes experimentan en todos los servicios que reciben, casos de “phubbing”, y advierten de que este fenómeno puede acabar reduciendo las relaciones sociales al preferir el intercambio de mensajes virtuales.

Mi amigo Pachi Tamer, especialista argentino-norteamericano sobre marketing, publicó recientemente en un famoso diario argentino, la siguiente frase como inicio a una entrevista, “ La tecnología ha hecho que ya ni siquiera nos miremos a la cara y nos preguntemos…¿cómo estás?. Mi también amigo Alex Rovira, en una reciente conferencia en el Máster de Innovación que dirijo en Florida Universitaria nos recordaba que “ somos piel !!! y nos animaba al efecto terapéutico de abrazos y caricias.

La vida está repleta de momentos desconcertantes en los que los códigos de conducta apropiados no son claros… al menos para quienes nos preocupan los buenos modales y el respeto hacia el otro.
Para ellos, la casa editorial Debrett’s, fundada en 1769 y especializada en la nobleza, ha publicado desde mediados del siglo pasado guías de etiqueta.
Y esta semana dio a conocer las respuestas a las preguntas que reciben más frecuentemente de un público preocupado por no pasar como maleducado, todas las preguntas están centradas en lo mismo.
Lejos de preocuparse por cuál es el tenedor a usar para comer espárragos o cómo saludar apropiadamente a un conde, las preguntas más populares tienen un sabor moderno y tecnológico.
El uso más cortés de los teléfonos móviles, es lo más consultado.
Jo Bryant, tutora de etiqueta en Debrett’s, explica: «hemos aprendido a usar los teléfonos, gracias a los errores que cometemos cuando hemos sido irrespetuosos o hemos disgustado a otras personas y nos han llamado la atención».

La guía detalla cómo debemos comportarnos en lugares públicos, en medios de transporte y en situaciones sociales.
Las indicaciones son las que ya conocemos, pero pocos respetamos: desde apagar los móviles, en todos los lugares en los que se debe haber silencio hasta no hablar en voz muy alta, no discutir cuestiones privadas en público, asegurarse de que no estamos incomodando a los demás…
Y la regla de oro: «siempre es descortés prestarle más atención al teléfono que a una persona».
Eso se extiende incluso a suspender las conversaciones por teléfono o por texto cuando se están pagando por compras, en el banco, en un encuentro fortuito, etc.
La guía llega al máximo detalle y así , hace apreciaciones como «Gritarle a un equipo de manos-libres es particularmente antisocial y desconsiderado».
Otras son del estilo «Si se le desconecta la comunicación, acéptelo. No le grite al aparato y vuelva a llamar cuando recupere la línea, aunque solo sea para despedirse».

Nuevas tecnologías que no deben llevar a nuevas normas antisociales.