Cantidad de papel se ha escrito en estos ocho últimos años anunciando el desembarco de IKEA en las virtuales costas de Paterna, Mislata o Alfafar, playas, o mejor dicho, plazas, algunas descartadas ante la dictadura del tráfico que se impone en ellas, y especialmente por los intereses encontrados de fabricantes, comerciantes y administraciones.
IKEA tuvo un difícil comienzo en China hasta que logró entender cómo compran y producen los habitantes de ese país. Los chinos ahorran mucho y gastan poco. ¿Cómo hizo para ganarle a las imitaciones? Durante los primeros meses en Beijing, Ian Duffy, a cargo de la sucursal de la cadena sueca, tuvo que ver cómo los clientes pasaban de largo las puertas de entrada de su local para entrar a tiendas vecinas donde compraban imitaciones de diseños suyos a una fracción del precio marcado en sus productos. Para poder competir en precio, comenzó a aprovisionarse localmente para bajar costos de producción y ponerse a tono con la mercadería local. Y así comenzó la estrategia que ha colocado a IKEA entre los principales minoristas de Beijing.
Durante los últimos años, el sector de la madera y el mueble valenciano atraviesa unas circunstancias adversas que se vienen traduciendo en una merma de competitividad. Las fórmulas tradicionales de venta de los productos ya no sirven.
Siguiendo con el ejemplo de IKEA debemos ser capaces de mirar más allá de nuestras narices para actuar como una empresa global, una empresa más comercial con capacidad para establecer fusiones y alianzas estratégicas, centrada, principalmente en producir valor añadido, a través del diseño, la logística, los acabados, la distribución, el servicio, independientemente del lugar y del país donde fabrican. Por lo tanto, hay mucho trabajo por delante.
La cadena de tiendas de muebles IKEA ha duplicado su presencia en España en escasos cuatro años y de las quince tiendas que poseía en la actualidad pasará a 27 más otras tres en Portugal, según el director general de la filial ibérica, Andre de Wit. Este crecimiento requerirá unos 1.000 millones de euros hasta 2015, lo que supone una revisión al alza del plan de inversiones previsto por la multinacional para el mercado ibérico.¿ Por qué no sólo lo vemos como un comercio?, ¿ Por qué localmente no pasamos a producir para ellos?.
Es importante destacar que IKEA fabrica menos del 10 por ciento de los productos que vende favoreciendo el aprovisionamiento local y de esta forma tratan a más de 2.300 proveedores en más de 60 países que fabrican el 90 por cierto de los productos que se venden en sus comercios.
Sinceramente, hay más potenciales pros que contras para esta ubicación en Valencia, puede ser un buen momento para que nuestro sector de la madera y mueble diversifique su gama de productos y abra nuevos huecos de mercado fabricando lo que demanda el público. Démosle la vuelta a la tortilla y no nos dejemos absorber por el gigante, vendámosle también a él. Pero aún así, si el fabricante no entra en la cooperación entrará en la diferenciación ya que nunca se va a poder competir con a calidad del mueble valenciano. Por lo tanto todos caben, todos comparten, todos crean, todos suman.