Hace muy pocos días se supo que el gasto español en I+D cayó el pasado año por primera vez, quedándose en un 1,33% del PIB, frente al máximo históricamente alcanzado del 1,39%, mientras que en la UE ha aumentado, aunque sea ligeramente esta inversión y está ya por encima del 2%.

Decía Churchill que “Todo proyecto político debe ser concebido como una sinfonía, que puede tener varios movimientos pero debe preservar una única, clara y coherente melodía”. Si esto es así en toda acción política digna de tal nombre, aún con más razón es necesaria una melodía clara cuando –como es el caso de la Unión Europea- nos encontramos ante una obra polifónica, pero parece ser que en el caso español de la I+D e Innovación europea, estamos desafinando mucho.

La Europa que queremos es una Europa integrada en su variedad, sólida pero flexible, diversa pero bien vertebrada. Una Europa al servicio de los ciudadanos, plural como sus gentes, pero capaz de aunar fuerzas en torno a los objetivos que todos, en este mundo cada vez más integrado, compartimos.

mapa innovación

Avanzar hacia la plena realización de ese horizonte que inspiró el ideal europeo desde sus inicios será la melodía de fondo que dará coherencia a todas las prioridades e iniciativas.

Vivimos un momento de crisis, pero es también un momento en el que el mundo entero esta replanteándose la arquitectura económica, política y social. El futuro está más abierto que nunca y en ese contexto la capacidad de iniciativa, de adelantarse a los acontecimientos, de mirar hacia delante y tomar decisiones, cobra un sentido primordial.

En cuanto a la economía productiva, no estamos apostando por un modelo de crecimiento basado en la sostenibilidad, el conocimiento y la innovación, y orientado a la generación de puestos de trabajo de calidad; de hecho España arrancó el siglo XXI con un esfuerzo en ciencia y tecnología inferior al 1% de su PIB (un 0,95% en 2001), pero fue aumentándolo hasta alcanzar el 1,39% en 2009 y 2010. Ahora retrocede en este 2012, y según los presupuestos del 2013 pintan, vamos a seguir retrocediendo aún más.

Sabemos que en el exigente entorno de la economía global los empleos más estables y de mayor calidad se encuentran en los sectores productivos intensivos en tecnología, aquellos que están en la vanguardia de la investigación y el desarrollo. Sabemos por tanto que la educación y la innovación son factores competitivos de carácter estratégico.

En el entorno de la UE, España ocupa el puesto 16 de los 27, con una decena de países (Finlandia, Suecia, Dinamarca y Alemania a cabeza) superando la media de 2,03%. El desglose de datos referentes a los años de la crisis muestra situaciones muy preocupantes, como el número de empresas con actividades de I+D, que en 2011 era 2,6% inferior al de 2010, pero que ya acumula una disminución del 26% respecto a 2008. “El descenso más acusado se ha dado entre las empresas de hasta 49 empleados, que ha sido del 45% con respecto a 2008”, han señalado los expertos del INE. También ha disminuido el número de investigadores (-3,3%) y de personas dedicadas a actividades de I+D (-3,1%), situándose en el 7,2% y el 11,9% de la población ocupada, respectivamente.

Esperemos que funcione bien la orquesta porque entre el baile de la yenka ( con decisiones adelante y atrás ) y el sonido estridente de más de una decisión, el fin de año no anda muy afinado para nuestro Gobierno en la I+D+I.

Artículo publicado en la Red de Expertos Avalón