Escribo hoy mi artículo-reflexión teniendo como referencia a mis hermanos ( especialmente dos de ellos, que sin nombrarlos, ellos saben quienes son) , también saben que aunque nuestra relación no es diaria nos tenemos el uno para el otro desde ese azar del destino que nos unió, porque sin duda nuestras vidas están condicionadas por el destino, o ¿ es que soy yo mejor que el indigente o el borracho de la esquina de mi casa?. ¿ Por qué nací yo en España y no en Colombia?. ¿ Por qué hoy estoy rodeado de estas “ circunstancias “ y no en otras?.
Y comienzo con esta introducción porque en su silencio, se con seguridad que no lo están pasando bien y que cuando la salud se mezcla con la incertidumbre en el trabajo un extraño cóctel da como resultado, pero aún así tengo que destacar hoy en ellos la gran enseñanza humana y la lección de entereza que me están dando en estos difíciles momentos y me gustaría contestarles con una frase de la canción Imagine de John Lennon : » Espero que un día puedas unirme a vosotros «. No soy masoquista pero en la vida como dicen los mexicanos hay veces que te da limones y otras veces limonada, y para mí mis limones son los más grandes cuando otros están tragándose melones. Melones que incluso no han sembrado y que se ven en la terrible circunstancia de verse que en la cosecha fruto de su trabajo no tienen nada para ellos y sí para unos cuántos espabilados que sí que se han llevado todas las tajadas y que por sólo tener en su curriculum la pertenencia a un partido político han provocado la dilapidación de una entidad financiera que era solvente. Ahora para continuar después del saqueo de la misma, la única dependencia de viabilidad es provocar un ERE masivo y poner patitas en la calle a estupendos profesionales que se están tragando sapos y culebras desde hace ya dos años de clientes que han sido estafados por productos que sólo buscaban la usura y la especulación. La consecuencia, como siempre son las personas y es que se pierde uno de los principios de la libertad del hombre que es que la dependencia o independencia que siempre he entendido que viene condicionada fundamentalmente por el ser y no por el tener.
Todos hemos venido al mundo como niños totalmente dependientes de otros. Hemos sido dirigidos, educados y sustentados por otros durante bastante tiempo, y está claro que si no hubiera sido así no habríamos vivido más que unas pocas horas, o a lo sumo unos pocos días. Después, nos fuimos haciendo cada vez más independientes. Se podría decir que nos fuimos haciendo cargo gradualmente de nosotros mismos.
Una persona con una dependencia física (un paralítico o un enfermo de Alzheimer, por ejemplo), necesita ayuda de los demás. Una persona que sea muy dependiente emocionalmente, tomará sus decisiones y se sentirá segura muy en función de la opinión de los demás, de lo que otros piensen de él. Una persona que sea muy dependiente intelectualmente, cuenta con que otros piensen y decidan por él ante los principales problemas de su vida, pero hay muchas veces, como es la que viene el caso que no hay nada más que joda a uno que decidan por ti.
En cambio, una persona independiente se desenvuelve por sus propios medios, tiene su propia opinión sobre las cosas y sus propias pautas para la construcción de su vida. Sin embargo, esa independencia personal, que es un logro decisivo en la vida, ha de tener también su justa medida. Porque ser absolutamente independiente no parece que sea el gran paradigma de la existencia. Entre otras cosas, porque los más altos logros de nuestra naturaleza tienen siempre que ver con nuestra relación con los demás. La vida humana lograda es de por sí —por llamarlo de alguna manera— interdependiente. La sensibilidad de este final de siglo ha entronizado a veces de modo exagerado la independencia, como si fuera la más grande meta humana y una garantía segura de felicidad. Sin embargo, un mal entendido afán de independencia puede en muchos casos acabar en dependencias mucho más amargas.
La vida, por naturaleza, es interdependiente. El hombre no puede buscar la felicidad poniendo la independencia como valor central de su vida. De entrada, porque cualquier logro en la vida afectiva de una persona pasa necesariamente por depender en cierta manera de su pareja, sus hijos, sus amigos, su proyecto profesional, etc. Por otra parte, todos necesitamos depender también de unos principios, ideales y valores personales acertados. En definitiva, se puede ser independiente y comprender que se avanza más trabajando en equipo, que necesitamos enriquecer nuestro pensamiento con los de otras personas, que hay que ser fiel a unos valores seguros, o que todo hombre necesita dar y recibir afecto. La vida ha de plantearse buscando compartirla profunda y significativamente con otros, y esto siempre supone un contrapunto a un afán de independencia mal entendido. ¿Cuántas y cuántas veces nuestras responsabilidades nos han hecho seguir tirando del carro, cuando nuestra mente o nuestras fuerzas nos decían…. déjalo ya?.
Si a cualquiera nos preguntaran cuáles han sido las experiencias más enriquecedoras de nuestra vida, las que mejor conservamos en la memoria y recordamos con mayor satisfacción, casi siempre nos referiremos a vivencias personales dentro de un conjunto de personas a las que apreciamos. Quizá sea la familia, o un equipo de trabajo, o un grupo de personas dentro de un determinado ámbito cultural, o de un deporte, o de lo que sea.
Yo personalmente encuentro en mi familia, el saber compartir, hacer equipo, sentirse unido a otras personas, todo esto es siempre gratificante, y también de ordinario un buen acicate para esforzarse, para mejorar. La presencia de otros nos inspira y estimula a un nivel quizá difícilmente accesible para nosotros yendo en solitario. De los demás aprendemos muchas cosas que nos enriquecen enormemente, y por ayudarles a veces nos sorprendemos haciendo cosas que quizá incluso no haríamos ni por nosotros mismos. Los demás son un elemento decisivo en nuestra mejora personal. Es cierto que la fuerza para cambiar depende en gran parte de uno mismo. Pero también sabemos que las personas que nos rodean pueden ayudarnos o estorbarnos mucho en ese camino. La capacidad para cambiar se ve reforzada cuando sabemos convivir con los demás, cuando sabemos trabajar en equipo, cuando logramos estar cercanos a las personas que componen nuestro entorno.
El que se esfuerza dentro de un ámbito de confianza e ilusión, bien integrado entre personas a las que aprecia, normalmente se esfuerza más y mejor. Y eso suele producir un benéfico efecto feedback. Cuanto más das, más recibes, y mejor clima de colaboración y apoyo logras, lo cual siempre refuerza la satisfacción de todos, es por eso que llegado hasta aquí e independientemente del futuro digo que con dignidad y honestidad todo se puede.
Como ha escrito Anthony Robbins, todos jugamos en varios equipos: la familia, nuestro entorno profesional, nuestra ciudad, nuestra cultura, nuestro país, la humanidad entera. Puede uno quedarse sentado en el banquillo y mirar, o bien levantarse y jugar. ¡¡¡ Nadie te ha sentado en ningún banquillo ¡!!!. ¡¡¡ Hay muchas cosas por hacer ¡!!!. Y hoy, es mucho mejor jugar. Compartir nuestro mundo con otros. Cuanto más demos, más nos será dado. Cuanto más participemos, más daremos y más recibiremos. ¡¡¡¡ Ánimo, mis queridos hermanos en este momento jodido !!!!! , seguro que todo es para bien , o por lo menos en este ahora como dice Lennon……… ¡¡¡ Imaginátelo !!!
No quiero borrar nada de lo que he vivido … porque de risas y llantos la vida te saca consecuencias. El entorno que me rodea es el que me condicona a ser más o menos humilde, tolerante, benévolo … y un sin fin de adjetivos para ser mejor persona. Sólo sé que tengo la inmensa fortuna de temerte como hermano.
Ser vip de un buffet chino, que un huésped del cuártel nos devuelva cosas a cambio de cigarros, Roque y nuestras peleas de guión, ese café soluble (de sabor horrible, por cierto) que ahora echo de menos, las maratones de Víctor, las ensaladas de Mariam, wtf’s, los cubatas a las 4 de la mañana de Lorenzo, el 4 4 de producción, ese magnífico catering, la Riviera, los a1joder! de Rubén, la metáfora de Disneyland, comentar Lost con Dani, la canción de Cristian, Isaac preguntando si en algún momento utilizaremos algo más de luz, José regalándome un mechero de madrugada, y enterarme de que comparte cast con Matt Damon, ver a Pepe Quetglas jugueteando con un iPhone, Pablo currando tras quedar tercero en la regata, Raquel tratando de dejar de fumar, Ana Mareda hablando de su época de hombreras y tacones de chúpame la punta , María Ángeles lavando un traje para que Roque y yo lo destrozásemos a continuación Gracias a todos, equipo.