Hace pocos días pudimos disfrutar de una conferencia de mi querido amigo Alex Rovira dentro del Master en Innovación y Desarrollo de Proyectos de Negocio que dirijo en Florida Universitaria. Más de 300 personas; sentimos, lloramos, reímos con todos los recursos que Alex nos presentó bajo el título “Creer, crear , innovar”.

La historia en la que se basó la primera parte de la conferencia era la del denominado “Equipo Hoyt”. Puedes ver una presentación del mismo en su propia web: http://www.teamhoyt.com

Historia de Rick & Dick Hoyt

El video que vas a ver a continuación se trata de la historia de un padre que realizaba año tras año el Ironman de su país y su mayor ilusión era competir al lado de su hijo dicha prueba, el cual nació con parálisis cerebral.
El norteamericano nunca vio la situación de su hijo como obstáculo y entrenó muy fuerte junto con su hijo varios años hasta que llegó la hora, la edición del año 1998.
El padre, ya con 60 años inscribió a su hijo y a él mismo al Ironman . Esta es una prueba para gente grande….realmente gente con mentalidad ganadora, ejemplar y con convicciones realmente fuertes y terminar el Ironman es algo fuera de este mundo. Para darte un parámetro, la competición está compuesta de tres partes comenzando al amanecer:

1. Nadar en el mar o en un lago un tramo de 4 kms (con el frío de la mañana)

2. Salir de nadar y tomar la bicicleta y recorrer un trayecto de 180 kms ininterrumpidos, con subidas y bajadas muy pesadas.

3. Terminando la ruta de bicicleta, se termina la prueba con un maratón de 42.5 kms, lo cual es una prueba extremadamente agotadora tanto física como mental.

El equipo – de la historia – lo terminó en casi 17 horas, donde las autopistas, circuitos, etc, están cerrados para el tránsito de los lugareños durante doce horas y así al finalizar, poder, continuar la vida como cualquier otro día, pero en este caso, al ver la prueba y quien la estaba ejecutando, dejaron cerrado el circuito hasta que la terminaran por completo.

En la actualidad el equipo Hoyt tiene un gran palmarés ( tomado de su web), pero destacaría :

  • 255 Triathlons (13 Ironman)
  • 22 Duathlons
  • 72 Marathons (32 Boston Marathons)
  • 97 Half Marathons

Así hasta 1.108 carreras finalizadas a Mayo de 2014

Con estas marcas:
2:40:47 Marathon – Marine Corp Marathon in 1992 – 57th overall; 1st in 50-59 age division
1:21:12 Half Marathon
13:43:37 Ironman Triathlon

Puedes ver la historia en este video subtitulado:

El ejemplo arrastra y hoy son muchos padres los que han imitado el ejemplo de los Hoyt. He buscado en Internet y os traigo otro dueto de héroes, los hermanos Conner y Cayden Long

Historia de Conner y Cayden Long

Conner siempre persiguió el sueño de compartir tardes de ocio con Cayden. El mayor de los tres vástagos del matrimonio Long imaginaba cómo jugaría al básket, al fútbol americano o cómo montaría en bici con él por las calles de White House (Tennessee). Con cuatro años no entendía como su hermano pequeño no podía moverse. Sus padres le explicaron que a los cuatro meses de nacer, los médicos descubrieron que Cayden padecía una parálisis cerebral, que genera rigidez de movimientos e impide a quien la sufre caminar o hablar.

Si el lazo fraternal es una de las ramas más vigorosas de un árbol genealógico, en el caso de los hermanos Long lo es más. La enfermedad de Cayden ha reforzado su relación con Conner. Con el paso del tiempo se ha convertido en su mejor amigo. El mayor de los Long se desvive por su hermano: “Me encanta hacerle cosquillas, siempre tiene una sonrisa en los labios, nunca se enfada”. Conner le cuida, le da de comer y, sobre todo, juega con él porque ¿no es lo habitual entre dos niños?

Ahora, a sus siete años Cayden va a la escuela en autobús cada día como cualquier chaval de su edad. “Tras el dolor inicial de ver que tu hijo no será como los demás, llegas a la conclusión de que él no ha de vivir recluido en casa, de que Cayden podía hacer muchas cosas, sólo era cuestión de voluntad. Si se quiere, se puede”, comenta Jenny Long, madre de Conner y Cayden.

Desde su silla de ruedas, Cayden mira al mundo con la inocencia que encierran los ojos de un niño. Ha aprendido a interpretar el lenguaje con señas y se siente especialmente feliz cuando se zambulle en la piscina. Ahí, sumergido en el agua, su cuerpo flota y se mueve con la misma facilidad que su hermano. “Lo que más duele es no oír expresar a tu hijo sus pensamientos, sus necesidades. Muchas veces me pregunto cómo sería su voz”, comenta Jenny.

A Conner sólo le dolía no poder practicar deporte junto a su hermano hasta que un día el destino le dio una oportunidad. En la primavera de 2011, Jenny leía en la revista Sumner Parent un artículo sobre el Triatlón The Kids Nashville. Los ojos de Conner se iluminaron al ver a niños como él en el agua, encima de una bici y en plena carrera. “¿Puedo participar con Cayden?”, preguntó a su madre. El corazón de Jenny dio un vuelco. “Nunca le quieres decir que no a tu hijo, no supe qué contestar”, recuerda.

Jeff, padre de los Long, contactó con los organizadores. Esta prueba había tenido participantes con necesidades especiales como niños con diabetes o que les faltara algún miembro, siempre ayudados por alguno de sus padres, pero nunca por un hermano de corta edad. Los Long recurrieron también a Mandy Gildersleeve, un entrenador de triatlón juvenil de Florida, que les facilitó el material necesario para tomar la salida.
En junio de 2011 el sueño se convirtió en realidad. Conner se lanzó al agua para completar los 100 metros de natación. Una cuerda le unía con una balsa en la que viajaba Cayden. Luego llegaron cinco kilómetros en bici. Gildersleeve le acompañó en una moto, que llevaba enganchado un transportín con Cayden. Pero Conner quería pedalear con su hermano y cubrió los últimos metros con dicho transportín en la bici.

Quedaba el último tramo. Casi un kilómetro de carrera. Conner se calzó los zapatillas, mientras sentaban a su hermano en un carrito. Zancada a zancada cubrió la distancia, mientras empujaba a su compañero de aventura. Eran dos hermanos felices.
Poco les importó cruzar los últimos la meta con un tiempo de 43 minutos y 10 segundos. Era lo de menos. Casi nadie podía imaginar que ambos pudieran competir juntos. Ni sus padres. “Estaba emocionada, les veía a los dos juntos en la meta, no dejaba de llorar. Vi cumplido el sueño de cualquier madre”, comenta Jenny. “Sabía que podía terminar la carrera, fue el mejor día de nuestras vidas”, afirma Conner.

La presencia de los hermanos Long se ha convertido en habitual en otras carreras. Ya han participado en 14 eventos, incluido un Iron Kids en Georgia. Siempre los dos juntos. Quizá pronto sean un equipo de tres. El pequeño Cooper (3 años) se perfila como un posible integrante del Team Long Brothers. Por muchas medallas que cuelguen de su cuello, para Conner no hay mejor premio que ver feliz a su Cayden. “Nunca correría solo, no sería justo para Cayden. Sin él no seríamos un equipo, me siento bien sacándole de su mundo y que sienta que me ayuda a ganar un carrera”, apunta Conner. “Porque algún día entraremos en primer lugar”, puntualiza.

Su gran objetivo es, cuando la edad se lo permita, competir en el Ironman de Hawaii. “Pero no sin mi hermano”, recalca Cayden.