[fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»]
Claves para innovar con éxito en la empresa (La Revista Empresarial) (120.2 KiB)
Comentando en el blog de Elentir, que puso un post el otro deda sobre la cuestión, yo dije que lo que me insulta más que sea el padre, es que se compara un accidente, con algo tan grave como los malos tratos, que siempre son voluntarios. NO es lo mismo que a alguien se le olvide decirle al hijo que se ponga el cinturón a que le pegue una paliza tan fuerte que le rompa costillas, le deje ciego y le obligue a tener respiración asistida. Me parece que es penoso equiparar desde el Gobierno uno y otro caso, además de profundamente irresponsable.Saludos